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9.23.2010

Un medicamento contra el sida podría ser efectivo contra los virus herpes

PASO ADELANTE DE LA CIENCIA
Estructura de la proteína UL89, posible diana terapéutica para tratar los virus herpes. (c) Lab Miquel Coll.
Los científicos comprueban que afecta la función de replicación viral
El estudio se ha hecho con el 'citomegalovirus humano', un virus herpes muy extendido, el más mortal y que causa de importantes deficiencias en recién nacidos
Investigadores liderados por el jefe de programa en Biología Estructural y Computacional del Institut de Recerca Biomèdica (IRB Barcelona), Miquel Coll, también profesor de investigación del CSIC, publican un estudio que demuestra que el raltegravir, el medicamento aprobado contra el sida en el 2007 que comercializa Merck como Isentress, anula la función de una proteína básica para la replicación de un tipo de virus herpes. Este estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academies of Sciences (PNAS), es un primer paso hacia el desarrollo de un fármaco contra tota la familia de virus herpes.
Estructura de la proteína UL89, posible diana terapéutica para tratar los virus herpes. (c) Lab Miquel Coll.
"Estos resultados tienen un impacto médico claro por tres razones" afirma Miquel Coll. "En primer lugar, los humanos no tenemos la proteína del virus que queda afectada lo que promete un medicamento altamente específico y sin efectos secundarios que sí pueden tener otros fármacos; el inhibidor no es tóxico en concentraciones terapéuticas para humanos porque ya está en el mercado lo que debería facilitar las pruebas de toxicidad; y tercera, tenemos datos que nos indican que todos los virus herpes tienen esta proteína, por lo tanto, podría ser una diana válida contra todos los herpes viridae."
Los herpes incluyen patógenos como los herpes simple 1 y 2, el de la varicela o zoster, el Epstein-Barr -asociado a varios cánceres-, el de la roséola, el virus herpes asociado al sarcoma de Kaposi -afectados de sida- y el citomegalovirus. El citomegalovirus humano (HCMV), sobre el que se ha hecho el estudio, provoca deficiencias neurológicas en el 1% de recién nacidos de los países desarrollados, retinitis que acaba en ceguera en el 25% de los afectados de sida y defectos en el cerebro y sistema nervioso de jóvenes, entre otras enfermedades graves. El 90% de los adultos son portadores de HCMV pero son virus oportunistas y actúan en personas con defensas bajas como los enfermos de cáncer y de sida, en pacientes que se han sometido a transplantes de órgano o recién nacidos.
Frustrar la replicación del virus
Para replicarse, el virus herpes entra en el núcleo de la célula donde utiliza la maquinaria celular para copiar varias veces su propio ADN en una única y larga cadena. Luego actúa un complejo denominado terminasa, formado por tres subunidades de proteínas. La terminasa corta el nuevo ADN en fragmentos pequeños, de la medida de un solo genoma vírico, e introduce los nuevos fragmentos en cubiertas vacías de virus (cápsidas) que se han creado en el núcleo de la célula. Después, los nuevos virus salen de la célula para seguir con la infección. Los investigadores resolvieron la estructura tridimensional de una parte de la terminasa y cuando vieron que se parecía a la integrasa del virus del SIDA, contra la que hay medicamentos, los probaron contra la proteína del virus herpes. Así descubrieron que el raltegravir actuaba sobre la subunidad UL89 de la terminasa y anulaba la función de tijera, necesaria para el proceso de replicación viral.
Las pruebas se hicieron en tubos de ensayo directamente sobre la proteína. "Ahora hay que hacer los ensayos con células enteras infectadas, mejorar la acción del medicamento y validar que también funciona para los otros tipos de virus herpes" explica Miquel Coll, cuyo laboratorio ha patentado este segundo uso del raltegravir.
Para resolver la estructura 3D de la proteína-diana, los científicos han utilizado una técnica muy avanzada de alto rendimiento de expresión de proteínas con la colaboración del EMBL de Grenoble -donde se probaron 18.000 clones o fragmentos diferentes de la proteína-, y el sincrotrón de Grenoble per aconseguir los datos estructurales. El estudio ha durado cinco años y forma parte del proyecto europeo SPINE-2 complexes.
 EL PERIÓDICO (BARCELONA)

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